¡Hola!
Últimamente hemos mantenido una serie de charlas con opositores porque es útil para nosotros, no sólo entender el proceso de estudio y asimilación de materia, sino hacerlo también desde vuestra perspectiva. Nuestro propósito es afinar cada vez más en el entendimiento de vuestra situación, resultaros lo más útil posible para que cuando lleguéis al examen lo hagáis en unas condiciones óptimas que os aseguren el aprobado.
Y de eso vamos a hablar hoy, del día del examen. Porque de las entrevistas realizadas nuestra conclusión es que el dominio de la materia constituye tan solo el 20% del aprobado. El 80% restante es psicológico y la palabra clave de ese 80% es “Intimidación”
La Administración por sí misma ya resulta algo intimidante. Cuando acudimos a ella como ciudadanos corrientes la sensación es la de afrontar una estructura gigantesca y mecanizada ante la cual sin quererlo empequeñecemos hasta el punto de sentirnos diminutos. Cada Departamento tiene su organigrama, su personal y sus funciones perfectamente definidas. Tanto que cuando tramitamos algo con la Administración la impresión que tenemos es que la persona a la que nos dirigimos, más allá de una persona, es la apariencia y la voz que en ese momento decide adoptar esa enorme estructura que es la Administración.
Y esa es la estructura que os encontráis el día del examen. Afrontáis la prueba en el vientre de la Administración, con sus premisas y sus reglas, exactitud mecanizada, imposible salirse de la línea. ¿Qué, es intimidante o no?
Pues lo cierto es que sólo lo es en la medida en que vosotros lo decidáis. La primera cosa que nos llevó a concebir este artículo fue la tendencia que tenéis a adoptar las mismas reglas en vuestro trabajo diario, la misma exactitud mecanizada. Llamáis a esto “manías” pero no deja de ser una manera inconsciente de burocratizarse como paso previo para acceder a la Administración.
Por ejemplo, es bueno tener un lugar de estudio en el cual sentirse a gusto. Pero hay personas que deben acudir a cierta biblioteca con antelación premeditada porque en el caso de que determinada mesa que se encuentra al lado de determinada ventana estuviese ocupada, serían incapaces de concentrarse durante todo el día. Esto en sí mismo es un punto débil a reforzar, porque no vais a hacer el examen en dicha mesa, sino en aquel lugar que la Administración decida. Y no podéis acudir al examen intimidados por cuestiones ambientales, como si fuerais un equipo de fútbol que afronta un partido crucial jugando fuera de casa.
Sólo fue un ejemplo, pero hay más: Os intimida el gran número de personas que os presentáis al mismo tiempo, las figuras de autoridad que os controlan desde los pasillos, la sensación de hermetismo y claustrofobia, las toses de quiénes os rodean, los golpes de bolígrafo, la duda que alguien plantea y que inserta en vosotros una preocupación que hasta entonces no teníais, vuestro rendimiento diluyéndose poco a poco a partir de la pregunta cincuenta…
Factores que son psicológicos y además decisivos. Por eso creemos que debéis trabajar no sólo para desarrollar músculo intelectual sino hacerlo de modo que una ruptura de la rutina no suponga variación alguna en vuestro rendimiento. Es esencial abstraerse del entorno y centrarse en la materia. Si por lo que fuera ese día no disponéis de determinada mesa al lado de determinada ventana tenéis que ser capaces de abstraeros y trabajar en otra. Y si otro día debéis coger un tren, tenéis que ser capaces de estudiar en ese tren, bajaros del tren y seguir estudiando en el taxi, hacer luego lo que tengáis que hacer y estudiar de vuelta, duren los viajes una hora o diez minutos. La capacidad de abstracción es el 80% del aprobado; es lo que os proporcionará la inmunidad ante todo aquello que os intimida del proceso de opositar. Porque si lográis abstraeros ya no os estaréis enfrentando a un gigante burocratizado ni ante miles de personas que compiten con vosotros, no sentiréis nerviosismo o claustrofobia, no se os ocurrirán ideas negativas o peregrinas. Simplemente seréis vosotros y un papel. Y una vez alcanzado dicho estado lo único que cuenta es el conocimiento que tengáis de la materia. Por eso aquellas personas que han aprobado resaltan lo decisivo que fue para ellas conseguir abstraerse de todo lo que les rodeaba, olvidar sus miedos e inquietudes y centrarse solamente en el examen.
Formas de mejorar vuestra capacidad de abstracción:
1- Audios de la materia:
Podéis trasladar la materia que estudiáis a un soporte de audio y realizar un paseo diario de hora y media. Tratad de centraros en lo que escucháis a la vez que os abstraéis de aquello que os rodea. Es una técnica muy útil porque si lográis evitar que los numerosos estímulos de la calle interrumpan vuestra concentración, entonces tendréis mucho ganado.
2- Escribir
Llevad una especie de diario y resumid en él las sensaciones que habéis tenido ese día: dificultad de la materia, necesidad de refuerzo, dudas, aclaraciones, estado de ánimo. Un volcado diario de sensaciones que no dure más de 15-20 minutos, pero muy intenso en lo que se refiere a concentración y abstracción.
3- Juegos de Memoria
La memoria es la mejor aliada de la concentración. Ejercitarla con regularidad es crucial. Existen apps en el Play Store muy útiles para ello. Desde aquí recomendamos “Fit Brains”. Es gratuita, se puede descargar en castellano y no perdemos nada por dedicarle media hora cada día, durante cualquier rato muerto que tengamos. Al contrario, es muy recomendable que lo hagamos.
Y por ahora eso es todo. Continuaremos hablando con vosotros, realizando entrevistas e intentando extraer de ellas consejos y recomendaciones que os hagan más llevadera y productiva vuestra labor de estudio.
Creed en vosotros mismos y dadlo todo cada día. Estrategia y trabajo. No descuidéis nada. Lo conseguiréis.
¡Mucho ánimo!