Centro Preparador Personal
de Oposiciones
Seleccionar página

Desde que comenzamos a publicar artículos en este blog hemos tratado de centrar nuestra atención en aquellos aspectos que puedan suponer un riesgo para el rendimiento del opositor. Hemos analizado aspectos psicológicos como la motivación o la atención, la importancia de regular nuestros ciclos de sueño, la alimentación o el entorno en el cual desarrollamos nuestro trabajo diario. En la entrada anterior hablamos de las redes sociales, de lo necesario que es realizar un buen uso de ellas. Hoy vamos a completar ese artículo refiriéndonos a la otra cara del espejo: las personas que forman parte de nuestro mundo físico y en concreto aquellas que conocemos por la etiqueta de “personas tóxicas”
Desde el punto de vista del opositor una persona tóxica es aquella que tiene la capacidad de trastocar nuestro equilibrio psicológico y emocional, actuando como esa gota de agua que va erosionando lentamente nuestra motivación, desfragmenta nuestra atención, desordena nuestras emociones y en definitiva pone patas arriba las rutinas adecuadas que intentamos mantener. En una palabra, son personas que no suman nada y que restan mucho.
La fortaleza de un opositor reside en la capacidad que tiene para gestionar estos intangibles que van más allá del puro estudio. Cuando una persona tóxica forma parte de nuestra vida sus efectos se sienten de manera paulatina. Su visión del mundo es negativa, no hacen nada para cambiar su realidad y son extremadamente dependientes, con lo que demandarán de nosotros una atención constante, tomando nuestro tiempo a cambio de su negatividad. Por eso son personas tóxicas, porque dejan en nosotros pequeñas partículas de residuos emocionales que con el paso del tiempo contaminan nuestras vidas.
Cuando os encontréis con una persona así y sintáis sus efectos, no tengáis miedo de huir de ella. No creáis que la abandonáis porque lo que las define precisamente es su capacidad para reinventarse y parasitar. Estarán bien sin vosotros y vosotros todavía mejor sin ellas. La trampa reside en creer que con nuestra luz vamos a iluminar sus vidas sin darnos cuenta de que la luz que llevamos dentro es algo limitado y que nunca seremos capaces de iluminar un agujero negro; porque un agujero negro lo devora todo, incluso la luz.
De modo que guardaos vuestra luz para aquellas personas que sí sumen en vuestra empresa; que os apoyen, os alienten, os hagan mejorar. Y sobre todo cuidaos a vosotros mismos, sed vuestros mejores fans, especialmente cuando estas personas tóxicas formen parte de vuestro entorno más cercano y no os quede más remedio que convivir con ellas. Es complicado nadar cuando se llevan piedras atadas a los pies, pero nunca estaréis solos si os tenéis a vosotros mismos, si confiáis plenamente en lo que hacéis y en el objetivo que os habéis marcado.
Y esa es la conclusión final: desde nuestro punto de vista, cuando se está opositando, el egoísmo es algo positivo. Porque para el opositor existen infinitos riesgos más allá del hecho de aprobar o no unos exámenes. Y gestionar dichos riesgos requieren por lo tanto una fortaleza psicológica y emocional que va más allá de una autoestima sana. La autoestima de un opositor debe ser una autoestima blindada a todo aquello que no reporte beneficios a su causa. Que nadie os haga dudar de lo que hacéis, que nadie os convenza de que vuestro proyecto está condenado al fracaso. Y si en algún momento sentís que esos residuos tóxicos hacen mella en vuestro rendimiento, aplicad la política de oídos cerrados y comunicación cero. Si las personas tóxicas son el temporal nosotros debemos ser la máquina quitanieves; caiga lo que caiga debemos seguir nuestro camino, apartando todos los obstáculos sin preocuparnos de lo que vayamos dejando detrás. Y así día a día hasta llegar a la meta.
¡¡Mucho ánimo y hasta la próxima!!

error: ¡Contenido protegido anticopia!
Call Now Button