Hoy en día las rutinas de las personas ya no funcionan del mismo modo que antes. No lo hacen en lo cotidiano ni tampoco en lo neuronal. Desde hace unos años, incluso unas décadas el entorno dentro del cual vivimos nuestras vidas ha cambiado de un modo drástico. Habitamos un ecosistema nuevo: el de las redes sociales.
Es importante hacer una valoración de este contexto virtual y calibrar el impacto que tiene en nuestra metodología de estudio. Para empezar, hay que decir que las redes sociales son una herramienta estupenda de interacción social. Las ventajas son muchas, aunque también lo son los riesgos. Aquí no pretendemos realizar un inventario de unas ni de otros, sino abordar un uso correcto de las mismas teniendo en cuenta los efectos que provocan.
Para el opositor el estudio es como el sueño; un hábito en el que sumergirse cada día sin que factores externos puedan descontrolarlo. Recientemente se ha descubierto que las redes sociales o los chats de telefonía provocan una suerte de ansiedad que repercute en la concentración de las personas. Funciona como cualquier adicción, requiere de una gratificación en forma de respuesta, o de “like”. Sin esa aprobación las personas viven pendientes del teléfono, de que se encienda ese piloto, de que suene un tono, presas de esa ansiedad, incapaces de prestar una atención adecuada a sus tareas cotidianas.
La concentración es una capacidad que se adiestra con hábito y adiestramiento. Se consigue con mucho esfuerzo y se pierde enseguida. No pretendemos demonizar las redes sociales, pero si advertiros de que una gestión irresponsable de las mismas puede tener consecuencias graves en vuestra preparación.
Nuestra recomendación es que convirtáis el uso de las redes sociales en un hábito más, supeditado a horarios fijos. Del mismo modo que fijáis unas determinadas horas para el estudio y elegís el entorno adecuado para que dicho estudio rinda, restringid el uso de las redes sociales a media hora por la mañana y otra media por la tarde, aislándoos durante el resto del día, apagando el teléfono y sumergiéndoos en vuestro trabajo, dedicándoos a potenciar vuestra capacidad de atención para que vuestro rendimiento sea el adecuado. De lo contrario no cumpliréis objetivos, aparecerá la frustración y poco a poco iréis desmotivándoos
Repetimos: No tratamos de alarmaros. Un uso responsable de las redes sociales es positivo. Utilizadlas con moderación y de ese modo podréis disfrutarlas: desde la tranquilidad de que sois vosotros quienes las domináis a ellas y no al contrario.